Los ataques de pánico son una de las formas más comunes y debilitantes de la ansiedad. No son peligrosos en sí mismos, pero pueden provocar otros problemas de salud si no se tratan. En este artículo desde recomiendo.es hablaremos de sus causas, de sus síntomas y de cómo deshacerse de ellos para siempre.
Muchas personas tienen sólo uno o dos ataques de pánico en su vida, y el problema desaparece, quizá cuando termina una situación estresante. Pero si ha tenido ataques de pánico recurrentes e inesperados y ha pasado largos periodos de tiempo con el temor constante de sufrir otro ataque, es posible que padezca una enfermedad llamada trastorno de pánico.
Aunque los ataques de pánico en sí mismos no ponen en peligro la vida, pueden ser aterradores y afectar significativamente a su calidad de vida. El tratamiento puede ser muy eficaz, sobre todo si se aplica desde el principio.
Cuando se produce un ataque de pánico inesperado, nunca es un buen momento. Una persona puede sentirse repentinamente ansiosa sin ninguna señal de advertencia o desencadenante.
Los ataques de pánico pueden ocurrirle a cualquiera y, a menudo, la gente no sabe qué los causó en primer lugar, pero si tienes más de uno, esto podría ser una señal de que algo más podría estar pasando
El DSM-5 no reconoce específicamente los trastornos de ansiedad. Sin embargo, define como trastornos de ansiedad muchas enfermedades psiquiátricas comunes que provocan sentimientos de extrema angustia debido a la excesiva preocupación por lo que ocurre ahora o en el futuro.
Índice de Contenidos
- 1 ¿Qué es un ataque de pánico?
- 2 ¿Qué causa un ataque de pánico?
- 3 Síntomas de los ataques de pánico
- 4 ¿Qué puede desencadenar un ataque de pánico?
- 5 ¿Qué se siente en un ataque de pánico?
- 6 ¿Qué hacer cuando experimenta un ataque de pánico?
- 7 Asesoramiento médico y tratamiento profesional para el trastorno de pánico
- 8 Ataques de pánico nocturnos
- 9 ¿Qué puede hacer cuando experimenta ansiedad y pánico durante el día?
- 10 ¿Qué se puede hacer cuando un niño experimenta ansiedad y pánico?
- 11 Tratamiento de los ataques de pánico y del trastorno de pánico
- 12 ¿Cuándo hay que acudir al médico?
- 13 Conclusión y reflexiones finales
¿Qué es un ataque de pánico?
El término «ataque de pánico» se utiliza a menudo para describir una sensación repentina e intensa de miedo o aprensión que aparece sin previo aviso y alcanza su punto máximo en 10 minutos, pero puede durar hasta 30 minutos como máximo.
Este es el tipo más común de trastorno de pánico y puede ser debilitante.
Hay muchos desencadenantes diferentes que pueden hacer que alguien sufra un ataque de pánico.
Puede incluir algunos o todos estos síntomas:
- Palpitaciones, palpitaciones o aumento del ritmo cardíaco
- Sudoración y piel excesivamente húmeda
- Temblores o sacudidas
- Hiperventilación que da la sensación de no poder respirar y náuseas
- Puede empezar a sentirse mareado, como si estuviera a punto de desmayarse.
Los sentimientos de miedo, como el temor a morir, a perder el control, a volverse loco, etc., también pueden acompañar a estas sensaciones físicas en el momento álgido de un ataque.
Los afectados por el trastorno de pánico suelen experimentar ansiedad anticipatoria antes de tener más episodios reales porque saben lo que se avecina, lo que se denomina preocupación anticipatoria (PA).
Los síntomas del trastorno de ansiedad incluyen preocupación, angustia y miedo.
La ansiedad suele estar relacionada con la anticipación de una situación o acontecimiento estresante. Puede aparecer gradualmente, pero también puede ser repentina.
La falta de reconocimiento diagnóstico de estos ataques significa que los signos y síntomas están abiertos a la interpretación: alguien puede describir que ha tenido un «ataque de ansiedad» con síntomas que otro nunca ha experimentado, a pesar de indicar que también ha tenido problemas de «ansiedad» de vez en cuando en su vida.
Además de ser aterradores para la persona que los experimenta, los ataques de pánico pueden tener un enorme impacto en la vida laboral, las relaciones con los demás y el sentido de la autoestima.
La diferencia entre el trastorno de ataques de pánico (TAP) y otros trastornos de ansiedad es que el TAP presenta ataques de pánico recurrentes e inesperados que no están vinculados a ningún desencadenante específico, a diferencia de las personas que pueden experimentar episodios de pánico desencadenados por determinadas situaciones, como las interacciones sociales o los viajes.
Una de cada 75 personas sufre un trastorno de pánico, según la Asociación Americana de Psicología. Puede afectar gravemente a la calidad de vida, pero hay tratamientos disponibles y útiles para quienes padecen esta enfermedad mental.
Las personas con trastorno de pánico pueden sufrir uno o más ataques de pánico y, por lo demás, ser perfectamente felices y sanas. Los síntomas pueden aparecer como parte de otro trastorno, como la fobia social o la depresión.
Independientemente de la causa, no es algo con lo que haya que vivir para siempre.
Tus síntomas pueden reducirse siguiendo estrategias como los ejercicios de respiración, que te ayudarán a recuperar el control de tu vida que antes te fue arrebatado injustamente.
Puede que pienses que es sólo una enfermedad, pero en realidad hay muchas causas para estos sentimientos de pánico; ¡algunas incluso asociadas a otros trastornos!
Sin embargo, no tienes que dejarte hundir en esta sensación: utiliza métodos como el ejercicio, la hipnosis, la PNL, la meditación y las técnicas de respiración profunda para reducir estas horribles sensaciones.
¿Qué causa un ataque de pánico?
El trastorno de pánico puede ser hereditario, pero nadie sabe con seguridad por qué algunos miembros de la familia lo padecen y otros no.
Los investigadores han descubierto que varias partes del cerebro, así como procesos biológicos, desempeñan un papel clave en el miedo y la ansiedad.
Algunos investigadores creen que las personas con trastornos de pánico malinterpretan las sensaciones corporales inofensivas como si fueran amenazas porque no son conscientes de lo que hace su cuerpo, lo que se denomina conciencia somática o conciencia corporal. Si aprendemos más sobre el funcionamiento del cerebro, también podremos saber cómo mejorar los tratamientos.
Los científicos esperan que, al comprender estas conexiones, el tratamiento se personalice en lugar de generalizarse.
De este modo, los pacientes que reciban tratamientos farmacológicos adaptados a sus necesidades, en lugar de los genéricos que se recetan a todos los pacientes sin tener en cuenta sus patrones de reacción, tendrán más éxito.
Aunque se ha investigado mucho en este campo, no se conocen ni se comprenden del todo las causas de los ataques de pánico y del trastorno de pánico, pero estos factores pueden desempeñar un papel:
- Genética
- Estrés importante
- Temperamento más sensible al estrés o propenso a las emociones negativas
- Ciertos cambios en el funcionamiento de algunas partes del cerebro
Se desconoce la causa de los ataques de pánico (o pánicos). Sin embargo, se han sugerido muchas teorías sobre por qué pueden ocurrir.
Una de las teorías sugiere que tiene que ver con la respuesta de lucha o huida de nuestro cerebro, que induce un subidón de adrenalina cuando nos enfrentamos a un peligro (como cuando nos persiguen animales salvajes).
Otra posible explicación de estos sucesos es que algunas personas que sufren depresión tienen sentimientos terribles en momentos aleatorios, como tristeza intensa, desesperanza o impotencia, lo que a menudo les lleva a creer que deben estar sufriendo un ataque al corazón porque los síntomas coinciden mucho.
Síntomas de los ataques de pánico
Es tan común experimentar un ataque de pánico que puede resultarle fácil reconocer los síntomas.
Es probable que te sientas cansado y agotado después de que tu cuerpo haya liberado adrenalina en un intento de autodefensa de lo que al principio parecía un peligro inminente, pero que resultó no serlo en absoluto.
Los síntomas del ataque de pánico son similares a los del dolor de pecho y muchas veces pueden confundirse con ellos.
Los síntomas incluyen:
- Molestia, presión u opresión en el pecho que dura más de 15 minutos, a menudo acompañada de palpitaciones
- Sensación de ardor en el estómago
- Sudoración y escalofríos
- Sensación de no poder respirar bien, aunque la respiración sea normal
- Sensación de fatalidad o peligro inminente
- Miedo a perder el control o a morir
- Ritmo cardíaco rápido y fuerte
- Sudoración
- Temblores o sacudidas
- Falta de aliento u opresión en la garganta
- Escalofríos
- Sofocos
- Náuseas
- Calambres abdominales
- Dolor en el pecho
- Dolor de cabeza
- Mareos, vahídos o desmayos
- Adormecimiento o sensación de hormigueo
- Sensación de irrealidad o desapego
Una de las peores cosas de los ataques de pánico es que temes constantemente que se repitan. Puede temer que ocurran tanto que, de hecho, altere su vida y le haga evitar a las personas o los lugares en los que podría producirse un ataque de pánico.
Suelen durar menos de diez minutos, pero algunas personas los han experimentado con una duración de hasta una hora. Algunas personas pueden experimentar estos episodios durante días sin que nadie pueda precisar qué los ha desencadenado en primer lugar. La frecuencia con la que esto ocurre varía de una persona a otra.
¿Qué puede desencadenar un ataque de pánico?
Tener ataques de pánico puede ser realmente aterrador, pero afortunadamente no ponen en peligro la vida.
La buena noticia es que muchas personas que experimentan uno o dos episodios de pánico sin más complicaciones no vuelven a tener otro ataque, por lo que no hay que preocuparse si esto le suena a usted.
Sin embargo, para algunas personas, la experiencia de uno o dos ataques de ansiedad puede llevarles a desarrollar un trastorno de pánico.
Esto implica tener episodios repetidos de pánico combinados con cambios importantes en el comportamiento, así como preocupaciones persistentes sobre el siguiente episodio.
Algunos de los desencadenantes pueden ser
- Estrés vital importante, como la muerte o la enfermedad grave de un ser querido.
- Un acontecimiento traumático, como una agresión sexual o un accidente grave.
- Cambios importantes en su vida, como un divorcio o el nacimiento de un bebé.
- Fumar o consumir cafeína en exceso
- Antecedentes de abuso infantil
Un ataque de pánico puede ser algo que nunca olvides por su intensidad y terror.
Se convierten en una parte de tu vida aunque sólo duren unos minutos, causando efectos duraderos en la autoestima y en actividades cotidianas como la escuela o el trabajo.
Con el tiempo, pueden dar lugar a síntomas como evitar los lugares concurridos, sentirse inseguro durante cualquier tipo de situación en la que no se tenga la sensación de controlar lo que ocurre a continuación o siempre que se esté fuera de la zona de confort.
También puede llevar a experimentar una presión arterial elevada al anticipar eventos futuros que son inevitables de alguna manera como hablar en un evento, interactuar con la gente, estar en espacios abiertos, etc.
Lo más importante de los ataques de pánico es el impacto que tienen en la vida cotidiana las cosas sobre las que no tenemos control.
¿Qué se siente en un ataque de pánico?
«La sensación llegó lentamente, como un hilo de agua que se convierte en un diluvio. Estaba en medio de una reunión importante con mi jefe cuando empezó a aparecer y las cosas se volvieron realmente confusas. La mandíbula me temblaba incontroladamente y todo mi cuerpo se estremecía. Me hiperventilaba y lloraba de pánico porque la sensación de que iba a caer inconsciente era muy convincente.
Pasaron lo que parecieron incontables horas antes de que alguien me ayudara a calmarme. Aunque muchas personas habían intentado decírmelo en varios momentos, no sabían cómo describir esa sensación tan particular; la mayoría se limitaba a decir «estás ansiosa» o «oye, ¿estás bien?», pero nadie sabía lo que había pasado realmente. Cuando fui al médico y le expliqué todos los detalles, supo enseguida lo que había pasado».
Esta es la historia de Jane… Pero también podría ser la tuya o la de cualquier otra persona que sufra los típicos ataques de pánico.
Si esta historia le resulta familiar, es posible que usted también haya sufrido un ataque de pánico. Son sorprendentes y pueden ocurrir en cualquier momento.
A veces ocurren mientras duermes o cuando estás en la cola de la tienda de comestibles local o mientras estás en la ducha. Independientemente del momento en que se produzca, nunca se lo espera.
A veces el miedo es tan intenso que la gente cree que está teniendo un ataque al corazón, que se está muriendo o que se está volviendo loca, aunque estas cosas no tengan sentido a la luz de lo que está sucediendo a su alrededor.
La mayoría de las personas que sufren pánico experimentan de dos a cuatro síntomas de los siguientes
- latidos acelerados del corazón
- temblores en las manos o en la voz
- opresión en el pecho (como un gran peso)
- sensación de hormigueo
- mareos
- pensamientos de miedo
- sentimientos abrumadores
- sensación de terror o de muerte inminente
- sensación de sudoración o escalofríos
- dolores en el pecho
- dificultades para respirar
- sensación de pérdida de control
¿Qué hacer cuando experimenta un ataque de pánico?
Si experimenta síntomas de pánico, es importante que hable con su médico lo antes posible. Su médico le hará un examen y le preguntará por su historial de salud en busca de posibles problemas físicos.
Si no parece haber un problema médico, puede remitirle a un especialista en salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo, que puede ofrecerle opciones de tratamiento como psicoterapia o medicación, dependiendo de la situación.
Un ataque de pánico es una sensación repentina e intensa de miedo que puede durar hasta 30 minutos. Suelen ir seguidos de al menos un mes o más de preocupación persistente por la posibilidad de sufrir otro ataque, así como de lidiar con los síntomas continuos y preocuparse por cómo pueden interferir en su vida diaria.
Las personas que han sufrido un acontecimiento traumático en algún momento anterior de su vida serán más propensas a experimentar un episodio que aquellas que no han estado expuestas a ningún trauma.
Cinco cosas para contrarrestar los ataques y el trastorno de pánico
- Concéntrese en inhalar y exhalar profundamente por la boca, sintiendo que el aire llena lentamente el pecho y el vientre y luego lo abandona lentamente. Inspira contando hasta cuatro, mantén la respiración durante un segundo y luego espira contando hasta cuatro:
- Algunos ataques de pánico provienen de factores desencadenantes que te abruman. Si estás en un entorno de ritmo rápido con muchos estímulos, esto puede alimentar tu ataque de pánico. Para reducir los estímulos, cierra los ojos durante tu ataque de pánico. Esto puede bloquear cualquier estímulo adicional y facilitar la concentración en la respiración.
- A algunas personas les resulta útil encontrar un único objeto en el que centrar toda su atención durante un ataque de pánico. Escoge un objeto que esté a la vista y anota conscientemente todo lo posible sobre él.
- A algunas personas les resulta útil encontrar un único objeto en el que centrar toda su atención durante un ataque de pánico. Escoge un objeto a la vista y anota conscientemente todo lo que puedas sobre él.
- El mindfulness puede ayudar a que te conectes con la realidad de lo que te rodea. Dado que los ataques de pánico pueden provocar una sensación de desapego o separación de la realidad, esto puede combatir el ataque de pánico cuando se aproxima o se produce.
Bonificación: Llama a un amigo y pídele ayuda y apoyo psicológico
Asesoramiento médico y tratamiento profesional para el trastorno de pánico
ATENCIÓN: NO ofrecemos asesoramiento médico. No somos médicos. Consulte a su médico, especialista en salud mental o psicoterapeuta para obtener ayuda especializada.
La intervención y el tratamiento habituales incluyen, entre otros, la terapia cognitiva conductual (TCC), la psicoterapia o la medicación.
Además de la TCC, los médicos pueden recomendar diferentes tipos de prescripciones médicas para tratar el trastorno de pánico, como por ejemplo
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)
- Inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (IRSN)
- Betabloqueantes
- Benzodiacepinas
Tanto los ISRS como los IRSN se utilizan para tratar la depresión, pero tienen la ventaja añadida de ayudar con síntomas como el trastorno de pánico. Tardarán unas semanas en mostrar sus efectos, aunque esto puede variar de una persona a otra en función de su caso personal.
Estos medicamentos también pueden causar efectos secundarios, como dolores de cabeza o náuseas, que deben ser controlados de cerca por su médico para que pueda ajustarlos en consecuencia si es necesario.
Los betabloqueantes pueden ayudar a controlar algunos de los síntomas físicos más comunes, como la aceleración del ritmo cardíaco. Aunque los médicos no suelen recetar betabloqueantes para la depresión y los trastornos de ansiedad, pueden ser útiles en ciertas situaciones antes de que se produzca un ataque completo, como cuando se sienten los latidos del corazón acelerados o se tiene dificultad para respirar.
Las benzodiacepinas son fármacos sedantes que pueden ayudarte a pasar rápidamente. Detendrán la ansiedad en seco, por lo fuerte que es su efecto contra síntomas como la aceleración del corazón o la respiración rápida. Pero hay algo importante que tu médico debe decirte sobre estos medicamentos: tomar dosis de benzodiacepinas de forma continuada a lo largo del tiempo puede hacer que alguien se vuelva físicamente dependiente de ellas. Esto significa que puede necesitar más y más del medicamento sólo para sentirse normal sin entrar en abstinencia.
Su médico trabajará con usted para encontrar la mejor medicación y dosis para sus necesidades personales.
Si te sientes estresado y agobiado, intenta reducir tu trabajo o asumir menos responsabilidades.
Por ejemplo, si sabe que las emergencias en el trabajo le producen ansiedad, pida a un compañero de trabajo que esté preparado para las emergencias.
Si tiene hijos u otros miembros de la familia que necesitan ayuda con las tareas de la casa, pida a su familia que lo haga en lugar de contratar a otra persona. De este modo, usted mismo cuidará de las mascotas en lugar de contratar a otra persona.
Ataques de pánico nocturnos
Los ataques de pánico nocturnos son comunes, y puede ser realmente difícil saber qué los causa. A veces pueden ser el resultado de la ansiedad reprimida durante el día. A veces se descubre más adelante que se trata de otra cosa, como un trauma o un trastorno de estrés postraumático.
Pero a menudo no hay una respuesta clara a por qué la gente experimenta este tipo de ataques sólo por la noche. Sabemos que el cerebro no deja de funcionar cuando se duerme, por lo que estas emociones podrían manifestarse en una reacción involuntaria como un ataque de pánico mientras nuestra mente consciente no está presente.
Lo más importante para alguien que sufre de pánicos nocturnos es averiguar por qué se producen para poder progresar en su mejora.
Las investigaciones sugieren que hay una serie de factores que podrían aumentar el riesgo de que alguien sufra ataques de pánico nocturnos.
Factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir un trastorno de pánico
- Antecedentes o miembros de la familia con problemas de salud mental, como depresión, trastornos de ansiedad y trastorno bipolar
- Falta o reducción de la asertividad. Una persona que sufre un ataque de pánico puede no ser lo suficientemente asertiva en las conversaciones e interacciones con los demás. Algunas pruebas apoyan la idea de que las personas que sufren estos ataques tienen estilos pasivos de comunicación o interacción con los demás
- Abstinencia de drogas, medicamentos o alcohol
- Efectos secundarios de diferentes prescripciones médicas
- Experimentar la pérdida de un familiar o amigo cercano, incluido el duelo, o una ruptura de pareja
- Cambios importantes en la vida, como perder el trabajo, ser padre o mudarse de casa.
Qué puede hacer cuando sufre un ataque de pánico nocturno
Despertarse con un ataque puede ser abrumador y aterrador, especialmente si todavía está aturdido por el sueño. Es posible que te sientas fuera de control cuando la realidad se impone, que es la primera vez que te ocurre, o quizá no tanto si ya te ha ocurrido antes.
Puede que te sientas un poco tenso cuando te prepares para ir a la cama, pero tu cerebro no se apaga mientras duerme. Eso significa que el estrés y la ansiedad pueden acumularse durante el día antes de provocar ataques de pánico por la noche, dice el doctor Kevin Chapman, especializado en el tratamiento basado en la evidencia de síntomas como éste.
«No hagas nada que pueda ser demasiado estimulante. Aléjate de tu programa de televisión favorito durante este tiempo»
La Dra. Clark dice que
«hay que centrarse en realizar actividades que sean calmantes y de naturaleza suave». Cualquier hábito como ver la televisión o usar el ordenador no va a ayudar en una situación como ésta. Pero, ¿qué quiere decir con «calmante»?
«Piensa en cosas que te hagan sentir tranquilo: tomar un baño, leer un libro sin interrupciones…».
Cuando uno se siente abrumado, es fácil esforzarse demasiado y quedarse con una mentalidad equivocada. La doctora Carbonell sugiere que, durante los ataques de pánico, se haga lo posible por no distraerse de lo que ocurre, siendo observador de todas las sensaciones. Esto es muy similar a la meditación de atención plena, una práctica en la que simplemente se observa, sin centrarse en ningún atributo del objeto o sujeto observado.
Puntos clave que debes tener en cuenta si tienes un ataque de pánico nocturno
- No luches contra él – Si te encuentras con un ataque de pánico, no luches contra él. Es mejor dejar que las sensaciones te invadan y resistir la posibilidad de empeorar las cosas luchando contra ellas. Piensa que esto es temporal y que acabará desapareciendo, porque eso debería ayudar a aliviar tus preocupaciones con el tiempo.
- Relájate – Puede ser difícil volver a un estado de relajación después de vivir una situación intensa. Es importante que hagas bien a tu cuerpo y empieces por respirar profundamente, inhalando durante cinco segundos y exhalando lentamente durante los siguientes 10-15 segundos. A continuación, intenta descansar los músculos con algunos estiramientos ligeros mientras te concentras en pensamientos positivos o recuerdos agradables.
- Haz algo – Los ataques de pánico no son ninguna broma. Si te has despertado de uno, es importante que, una vez que el ataque haya remitido, hagas algo relajante para olvidarte de las cosas durante un rato antes de volver a dormir o hacer cualquier otra cosa estresante. No te quedes tumbado y dejes que los pensamientos de lo que ha provocado el ataque de pánico pasen por tu cabeza: ¡levántate y muévete! Será menos probable no sólo que tengas otro episodio de pánico, sino también que te sientas más descansado cuando te despiertes por la mañana en lugar de sentirte como una basura por dar vueltas en la cama toda la noche pensando en lo asustado que estabas la última vez.
¿Qué puede hacer cuando experimenta ansiedad y pánico durante el día?
Entre el 18 y el 45% de las personas a las que se les ha diagnosticado un trastorno de pánico experimentan ataques de pánico durante el día, la noche o ambos, la mayoría de las veces. La mayoría de las personas que sufren ataques de pánico nocturnos también son propensas a la ansiedad diurna.
Se puede reducir el nivel de ansiedad practicando ejercicios de respiración profunda, que ayudan a regular el ritmo cardíaco y reducen los niveles de cortisol en el cuerpo (la hormona que tiene un efecto negativo tanto en el estado de ánimo como en la energía).
Uno de los mejores ejercicios de respiración se llama respiración en caja o, para los aficionados al yoga, Samavriti Pranayama, su nombre original en sánscrito.
Es muy utilizado por las tropas especiales para ayudar a calmar los sistemas nerviosos y sus efectos son extremadamente rápidos y profundos.
El método es extremadamente fácil. Basta con fijar un tiempo, digamos 4 segundos, y respirar observando los cuatro segundos.
Inhale durante 4 segundos. Mantenga la respiración durante 4 segundos. Exhale durante 4 segundos. Mantenga la respiración durante 4 segundos. Utiliza la imagen de abajo para guiarte en este proceso.
Se recomienda utilizar este método diariamente, durante un mínimo de 5 minutos. Si puede hacer diez minutos o más, es aún mejor.
Este método se puede practicar tanto como método de prevención como de curación.
¿Qué se puede hacer cuando un niño experimenta ansiedad y pánico?
En primer lugar, no te dejes llevar por el pánico, como padre.
Mantén la calma y háblales con voz suave y tranquilizadora. Dígale que el pánico acabará pronto antes de respirar profundamente y tranquilizarle diciéndole que todo irá bien después. Asegúrate de no tocar demasiado su cuerpo hasta que se haya calmado para no desencadenar otro ataque o para no anclar/vincular su estado emocional al tacto.
Habla con tu hijo y guía su mente:
«Oye, sé que esto es difícil y se siente abrumador. Pero no estás solo. Respira profundamente conmigo… Por ahora, vamos a mantener la calma juntos. Está bien que te sientas asustado o abrumado al principio, pero la sensación pasará pronto, así que haz lo posible por relajarte. Tómate todo el tiempo que necesites ahora mismo hasta que el pánico desaparezca…»
¿Sabes cuándo tu hijo tiene un ataque de pánico? Probablemente esté pensando en lo peor que podría pasar. Pero puedes ayudarles con esto recordándoles otra cosa, como hacer su actividad favorita o escuchar música muy alta.
Puedes llevarles un juguete favorito, una fotografía de algo agradable o incluso tu mascota. También puedes ayudarles a crear su propio «lugar feliz» al que puedan acudir cada vez que sientan pánico y quieran que cese la ansiedad.
Anímelo si le reconforta pensando en situaciones de la vida que le hacen feliz, como mirar fotos con los miembros de la familia o tener cerca a su animal favorito cuando las cosas son difíciles.
Tranquilice a su hijo diciéndole que siempre hay gente que puede ayudarle. Es importante que sepa que nunca tiene que sufrir solo; siempre habrá alguien cerca y dispuesto a escuchar, pase lo que pase. Informa a los profesores del colegio de cualquier ataque de pánico para que puedan intervenir si vuelve a surgir. Anima a tu hijo no sólo a hablar con alguien cuando empiece a suceder, sino también a estar cerca de quienes le hacen sentir seguro.
Tratamiento de los ataques de pánico y del trastorno de pánico
Según el profesor Paul Salkovskis, no debe dejar que el miedo a los ataques de pánico le controle. Es profesor de psicología clínica y ciencias aplicadas en la Universidad de Bath (Inglaterra).
«Es importante que cualquier persona con trastornos de ansiedad sepa cómo funciona su cerebro para que pueda tomar medidas para controlarlos mejor».
«Los ataques de pánico siempre pasan y los síntomas no son señal de que esté ocurriendo nada perjudicial», dice.
Los ataques pueden ser realmente difíciles de manejar por sí mismos, y pueden empeorar sin tratamiento. Si experimentas síntomas de ataques de pánico, como falta de aire, dolores en el pecho o una intensa sensación de que algo terrible está sucediendo aunque no sea así, acude a un profesional lo antes posible.
Si no estás seguro de cuál es la causa de tus síntomas, de nuevo, acude a un profesional. Los ataques de pánico a menudo pueden parecerse a otros problemas de salud graves, como los síntomas de un ataque al corazón, así que pide una cita con tu médico de cabecera si este es el caso y te ayudará a orientarte en la dirección correcta.
En algunos casos, la medicación puede ser un complemento útil del tratamiento conductual. Pero la mayoría de las personas con un trastorno de ansiedad sólo responderán bien si reciben ambos tratamientos.
Tratamiento conductual: Solo o en combinación con la medicación es muy eficaz para la mayoría de las personas que padecen este trastorno.
Las dos formas más comunes de tratar el trastorno de pánico son el asesoramiento y los medicamentos. Hay muchos tipos de asesoramiento y ayuda psicológica para esto también.
Puedes preguntar a tu médico qué ofrecen o si hay alguno que pueda funcionar mejor que los demás en función de lo que haya causado el ataque en primer lugar. No siempre ocurre de inmediato, pero con el tiempo, tanto con la terapia como con la medicación, parece que la gente consigue aliviar más sus ataques, lo cual es estupendo.
Pero estos no son los únicos métodos de intervención y tratamiento de los ataques de pánico
- Autohipnosis. Uno de estos métodos es entrenar en técnicas de autohipnosis que pueden prevenir la aparición de un ataque de pánico o hacer que termine inmediatamente
- Otra técnica es la llamada «detención del pensamiento», en la que uno repite frases como «deja de pensar ahora mismo» en cuanto experimenta la sensación de que algo malo puede ocurrir. Siempre que la ansiedad desencadene un episodio, basta con decir estas palabras y repetirlas con fuerza hasta que los pensamientos se detengan
- Controla tus reacciones. La forma más importante de controlar tus reacciones cuando sientes pánico es mediante la terapia de exposición. Te expones a lo que te ha provocado el miedo en pequeñas dosis para que tu cuerpo aprenda a no reaccionar con demasiada ansiedad.
- Meditación y contemplación. La meditación puede reducir la presión arterial, mejorar la circulación, disminuir el ritmo cardíaco, ralentizar la respiración y provocar una sensación general de bienestar. Merece la pena probarla.
- Actividad física. La actividad física puede ser una especie de meditación en sí misma. Mientras corres, caminas o te estiras, tu mente se desprende de las preocupaciones y concentra toda su atención en la repetición de los toques de suelo con los pies, los movimientos de los brazos hacia adelante y hacia atrás al estirarse o al jugar a un juego de ejercicios; esto ayudará a que la mente llegue a lugares más sencillos en los que los factores estresantes del día a día parezcan más triviales, a la vez que aumenta el placer de cosas sencillas como respirar profundamente.
- Limpieza mental. Puedes practicar visualizaciones o meditaciones guiadas en las que entres en tu espacio mental y limpies tu «mente y emociones de todas las impurezas, y pensamientos y creencias negativas
- Oraciones. Hay varios estudios que demuestran que la práctica de oraciones tiene resultados profundos en casos de ansiedad, pánico y depresión.
¿Cuándo hay que acudir al médico?
Si tiene algún síntoma de ataques de pánico, busque ayuda médica lo antes posible. Las personas que sufren ataques de pánico pueden sentir que están en peligro, cuando la realidad es que se trata sólo de una sensación temporal y puede controlarse sin tratamiento si se detecta a tiempo.
En general, las personas que experimentan su primer ataque de pánico deben evitar los medicamentos para la ansiedad o la depresión, ya que esos fármacos podrían empeorar la situación en lugar de mejorarla, al aumentar los sentimientos de preocupación e inseguridad.
Los médicos recomiendan someterse a una evaluación para determinar la causa del problema antes de tomar cualquier cosa, incluso un medicamento sin receta.
Nadie debería sufrir en silencio. Algunas personas tienen tanto miedo de sufrir otro ataque de pánico que no quieren acercarse al médico. Pero, si recibes tratamiento a tiempo, tus síntomas pueden controlarse y la vida te parecerá mucho más brillante que antes.
¡Cuida de ti mismo! Es importante tanto para una buena salud mental como para el bienestar físico.
Si estás experimentando los síntomas del trastorno de pánico, ¡no esperes más!
Con una intervención temprana, es posible que las personas que lo padecen encuentren alivio antes para poder reanudar su vida normal lo antes posible.
Si experimentas alguno de los siguientes síntomas, debes acudir inmediatamente a un médico o psicoterapeuta:
- Lo pasas mal todos los días.
La ansiedad constante puede llegar a afectarte. Puedes sentir náuseas, diarrea y dolores frecuentes. Puedes tener problemas para dormir; estar constantemente irritable o incluso sentir que se te acelera el corazón al preocuparte por algo que sólo es un pensamiento, no una cosa real que está sucediendo. A veces, las personas experimentan ataques de pánico que se asemejan a los síntomas de un ataque al corazón: dolores en el pecho, etc., por lo que es importante saber lo que significan antes de asumir la muerte inminente en cada momento - Tienes pensamientos o ideas suicidas.
Las personas con ansiedad también corren el riesgo de sufrir depresión. Cuando la forma grave se instala, algunas personas pueden incluso pensar en el suicidio. Si tiene algún pensamiento de hacerse daño, o si su nivel es lo suficientemente alto como para justificar una llamada de atención médica de emergencia, debe ir directamente a una sala de emergencias y ser evaluado allí. Un profesional de la salud mental ayudará a decidir qué es lo mejor después de que evalúe el grado de peligro en el que te encuentras, por lo que es importante no hacerse daño a uno mismo cuando se tienen estos pensamientos, ya que eso podría empeorar las cosas. - Empiezas a consumir o abusar del alcohol, los cigarrillos o las drogas.
Puede ser difícil lidiar con la ansiedad constante y el miedo a tener otro ataque de pánico. Algunas personas recurren a las drogas recreativas o al alcohol para encontrar alivio, pero eso no es una buena idea porque esas sustancias empeoran las cosas: crean más ansiedad, depresión y problemas de salud mental. Existen tratamientos para controlar los síntomas sin recurrir al consumo de sustancias.
Si sientes que los pensamientos de ansiedad te rondan constantemente por la cabeza, es hora de tomar medidas, sobre todo si se producen a lo largo de varios meses.
He aquí cinco señales que deberían incitarte a buscar ayuda:
- Dificultad para enfocar y concentrarse
- Inquietud y agitación
- Irritabilidad y mal humor
- Dificultad para conciliar o mantener el sueño
- Tensión y contracciones musculares
Conclusión y reflexiones finales
Los ataques de pánico son aterradores y pueden ser debilitantes. Se producen cuando el cuerpo se inunda de adrenalina, lo que provoca una sensación de terror de la que no se puede escapar.
Con la ayuda de una intervención y un tratamiento especializados, las personas que sufren ataques de pánico pueden aprender a liberarse de este ciclo identificando sus factores desencadenantes y trabajándolos en un entorno seguro con profesionales capacitados.